Salvo por el imprescindible desembolso de USD 7.500 millones del FMI que el Gobierno espera para esta semana, la devaluación que aplicó el Gobierno el lunes pos PASO implicó hasta ahora enormes costos y ningún beneficio.
Ninguna de las correcciones que podrían haberse esperado del salto de 22% en el tipo de cambio oficial se produjo: la brecha cambiaria tardó menos apenas horas no sólo en volver sino incluso superar el nivel previo a la devaluación y, si bien el Banco Central cerró la semana con compras de divisas por USD 658 millones, las reservas se mantuvieron en baja y cerraron el viernes con una caída de USD 39 millones.
Del lado de los costos, la inédita velocidad del traspaso a precios se encamina a llevar la inflación por encima de los dos dígitos los próximos meses, licuando en pocas semanas la abrupta corrección del atraso cambiario acumulado en los últimos dos años, señalada persistentemente por los técnicos del Fondo Monetario.
El tipo de cambio real volvió, finalmente, al mismo nivel en el que estaba en 2021, la referencia fijada en el acuerdo con el organismo. Sin embargo, la inflación acumulada del bimestre agosto-septiembre, que se calcula entre 20% y 25%, borraría esa mejora. La dinámica de la brecha cambiaria, en tanto, también resultó preocupante.
En la última devaluación “en contexto de cepo cambiario”, ocurrida en enero de 2014, la brecha cambiaria tardó 8 meses en volver al mismo nivel del día anterior a la devaluación (Aurum Valores)
En Aurum Valores recordaron que en la última devaluación “en contexto de cepo cambiario”, ocurrida en enero de 2014, la brecha cambiaria tardó 8 meses en volver al mismo nivel del día anterior a la devaluación. El lunes 14 de agosto, en cambio, lo hizo inmediatamente, se amplió en los días siguientes y cerró la semana por encima de 100% en el caso del dólar informal y “contado con liqui”. Con una marcada intervención oficial, apenas lo hizo por debajo de ese nivel el dólar Bolsa.
Así, un balance de la primera semana tras la devaluación pos PASO indicaría que las principales variables económicas llegarán a octubre peor de lo que lo hicieron al 13 de agosto último, con un fuerte impacto en la actividad económica.
En ese sentido, consultores y analistas económicos empiezan a revisar a la baja las proyecciones de recesión para este año, como el caso de Equilibra, que preveía un retroceso de 2,5% del PBI para este año antes de las elecciones y ahora pronostica una caída de al menos 3% hacia fin de año. Otros, en cambio, ya anticipan una retracción mayor, en torno a 4 por ciento.
Incluso en el frente fiscal, donde se produciría una mejora por la mayor recaudación de retenciones, el impuesto PAIS a las importaciones y, sobre todo, por el impacto de la más alta inflación, los efectos de la devaluación podrían empezar a agotarse para esa fecha.
Ninguno de estos datos escapa a la mirada del equipo económico, en el que de todos modos la principal de sus preocupaciones hacia fines de la semana se centraba en las reuniones que los encargados del caso argentino del FMI, Rodrigo Valdés y Luis Cubeddu mantuvieron con los equipos económicos de los candidatos de la oposición, Javier Milei y Patricia Bullrich.
“El desembolso debería estar garantizado, por eso fue en definitiva que se hizo la devaluación, desordenada como fue”, confió una fuente oficial, en la misma línea de lo que públicamente reconoció el ministro de Economía, Sergio Massa.
No obstante, el funcionario admitió que inquietaba el mensaje que recibiría el organismo de parte de los referentes económicos de la oposición. “En las últimas PASO, cuando se cortaron los desembolsos y eso se había hablado entre el Fondo y Alberto Fernández. Hoy la situación es diferente, pero no sabemos todo lo que le están diciendo”, agregó.
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De ahí que en medio de versiones sobre un eventual corrimiento de Massa de Economía para enfocarse en la campaña -que él mismo desmintió enfáticamente- se anunció un viaje del ministro a Washington para, precisamente, asegurar el desembolso.
En rigor, los resultados no acompañan y en eso coincide casi todo el espectro de analistas del mercado.
Al no estar acompañado de un programa que revierta expectativas, el salto discreto del tipo de cambio oficial no derivó en una ganancia de competitividad para las exportaciones (Anker)
“Al no estar acompañado de un programa que revierta expectativas, el salto discreto del tipo de cambio oficial no derivó en una ganancia de competitividad para las exportaciones, ni una reducción en la demanda por importaciones, ni en un achicamiento de la brecha cambiaria, sino en una fuerte aceleración de la carrera nominal. Tanto los dólares financieros como una gran cantidad de precios de la economía tuvieron ajustes prácticamente inmediatos en la misma magnitud que el salto del dólar oficial”, describió el último informe de Anker.
“En consecuencia, esperamos una aceleración en la inflación mayor a la de otros episodios de tensión cambiaria, como octubre 2020 o junio 2022″, concluyó la consultora de marras.
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