Es una obviedad: toda la atención de los empresarios, el mercado, la política y también del Fondo Monetario está puesta en el desarrollo de la sesión de hoy en el Senado y la aprobación de la Ley Bases. Aunque no dejaron de surgir escollos hasta último momento, la expectativa generalizada es que finalmente tanto ese proyecto como el paquete fiscal serán aprobados. Sin embargo, esa instancia se alcanzará con un nivel de desgaste que hace ahora que la principal preocupación, al menos en las empresas nacionales y multinacionales, se concentre en la política más que en la economía.
Es una de las grandes conclusiones que surgió de un encuentro realizado ayer en el que participaron una veintena de CEOs y altos ejecutivos de compañias de diferentes sectores. Desde referentes de consumo masivo, el sector financiero, tecnología y también de la industria. En todos ellos anida una inquietud central: los resortes con los que contará el presidente Javier Milei para sumar mayor capacidad de gestión y, en definitiva, gobernabilidad. Los acontecimientos de las últimas semanas, tanto en el primer frente con el recambio y salida de funcionarios, como en el segundo, advertido claramente en las decisiones del Congreso, son predictores de conflictos.
Empresarios de distintos sectores coincidieron que ya se advierte el piso de la caída aunque las expectativas de rebote son muy moderadas. La V, dicen, no se ve
“Hoy las chances de un evento disruptivo en la economía son relativamente menores, éste no es un año bueno y, aunque es probable que el segundo semestre sea algo mejor, sabemos que el año cierra en rojo. Pero ése no es el problema central”, aseguró el presidente de las grandes compañías industriales de capital nacional que opera en diferentes rubros. “El riesgo es que sean los eventos políticos los que terminen generando un deterioro tal de las expectativas que finalmente ocurra una disrupción que hoy no se ve”, agregó. Concretamente, se refería a las chances de que una eventual corrección cambiaria que muchos consideran necesaria induzca a un nuevo círculo vicioso sin fin de devaluación-inflación.
Esas duda son compartidas por la mayoría de los presentes que intercambiaron en un almuerzo los diferentes desafíos que enfrentan en cada uno de sus sectores con un denominador común: la recesión y el shock, mayor a lo que esperaban a fines del año pasado, provocaron una caída de ventas en el primeros meses de hasta 45% en el caso de la electrónica a 30% en el rubro automotriz y entre 20% y 10% en consumo masivo, muy dependiente de la propuesta de precios al cliente. Todos ellos coincidieron que ya se advierte el piso de la caída aunque las expectativas de rebote son muy moderadas. La V, dicen, no se ve.
“Sabíamos que íbamos a enfrentar un contexto complejo con caída de ventas pero no esperábamos esto. Se dieron, además, situaciones que no teníamos en el radar, cambios de dinámicas abruptos a los que llevó algo de tiempo entender y reaccionar”, sostuvo, por caso, el presidente de Cervecería y Maltería Quilmes, Martín Ticinese. A su lado, Pablo Sibilla, presidente de Renault, coincidió con lo fuerte del shock. “Estamos empezando a mejorar ahora pero éste no es un buen año y no va a serlo”, afirmó. Su colega de Toyota, Gustavo Salinas, fue más directo: “Es muy difícil la reactivación de una economía con cepo e Impuesto PAIS”, afirmó, Un guante que, todo indica, el ministro de Economía, Luis Caputo, acaba de levantar como prenda de cambio (o presión) para la aprobación de la Ley Bases.
Del encuentro, organizado por Forbes Argentina, también participaron ejecutivos del sector financiero como el CEO del Santander, Alejandro Butti, o el presidente de American Express en Argentina, Henry Seeber, y el CEO de Tarjeta Naranja, Pablo Caputto. Participó también Candela Arias, co-directora ejecutiva de Carrefour en el país, Juan Martín de la Serna, presidente de Mercado Libre, María Inés Genner, CEO de Deloitte Cono Sur y Marcelo Tarakdjian, Ceo de Movistar, entre otros.
Cumplido el primer semestre de gobierno de Milei, a los empresarios les costó responder cómo evaluar hasta acá la gestión. Muchos de ellos expresaron sorpresa y aprobación por “haber avanzado más rápido y contundentemente” en los problemas macroeconómicos, algo que no entraba en las proyecciones de ninguno de ellos. Otros, en cambio, dado el fuerte impulso inicial, consideraron que gran parte de los seis meses hubo desperdicio de tiempo y energía en enfrentamientos políticos que evitaron el avance más acelerado de las reformas. Otra vez, la política afectando la economía y no al revés.
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