Los resultados de la primera vuelta electoral fueron contundentes. Sergio Massa, el ministro de economía del gobierno actual se llevó el primer puesto, con el 36,4% de los votos, sumando cerca de 15 puntos porcentuales desde las PASO.
Javier Milei, que había sido la gran sorpresa en las PASO, les dejó un sabor amargo a sus votantes. Sumó muy pocos votos (menos de 400.000 entre ambas votaciones), y quedó segundo con el 30,1% del total.
Patricia Bullrich, por su parte, no logró sumar todos los votos que juntó su coalición en las primarias, y quedó fuera de la segunda vuelta, al igual que Juan Schiaretti y Myriam Bregman.
¿Qué puede pasar de acá en adelante? Matemáticamente, tanto Massa como Milei tienen chances de ganar en la segunda vuelta electoral. Si todos los votos de Bullrich pasan a Milei, éste terminaría en noviembre con 53% de los votos, y Massa (aun quedándose con los votos de Schiaretti y Bregman), solo alcanzaría el 46%. Ahora bien, también podría pasar que la mitad de los votantes de Bullrich pasen a Massa y entonces el resultado final sería 57,9% para Massa y 42% para Milei.
Tal vez por esto en el discurso posterior a los resultados Milei se haya mostrado moderado como nunca y haya pedido hacer tabula rasa con sus adversarios de Juntos por el Cambio, de forma de aglutinar a todos los votantes posibles contra el kirchnerismo.
Cuanto más aumenta el déficit fiscal para ganar las elecciones, más duro tendrá que ser el ajuste una vez que cualquiera de los candidatos asuma la presidencia
Massa, por su parte, apeló a la “unidad nacional”, intentando pescar en todos los lagos posibles.
El triunfo de Massa coincidió con la publicación de los últimos datos fiscales de septiembre. En dicho mes, la recaudación subió 95% y el gasto primario subió 130%, haciendo que el déficit fiscal total se disparara un impresionante 11.400% ($550.00 millones contra $4.400 millones en septiembre de 2022), lo que indicaría que el “Plan Platita” le dio sus frutos al ministro-candidato.
Votos y ajuste
El problema con esto es que los desequilibrios hacia adelante se incrementan. Cuanto más aumenta el déficit fiscal para ganar las elecciones, más duro tendrá que ser el ajuste una vez que cualquiera de los candidatos asuma la presidencia el 10 de diciembre. Esto es así a menos que la idea sea que la inflación (que dio 12,4% en agosto y 12,7% en septiembre) se siga acelerando hacia el infinito.
En cualquier caso, gane quien gane, los desafíos que aparecen por delante son los mismos: una situación fiscal desmadrada a pesar del acuerdo firmado con el FMI, un índice de inflación que podría terminar en 200% este año, y una buena cantidad de precios reprimidos como el dólar oficial. Todo esto conduce a la caída de las exportaciones, caída de las reservas internacionales y una actividad económica que –medida per cápita- es hoy 10% más baja que 10 años atrás.
El plan de Milei es más conocido: para bajar la inflación quiere dolarizar la economía y para revertir una década de decadencia económica propone bajar el gasto público, bajar los impuestos y desregular los mercados.
En el caso de Massa la hoja de ruta es mucho menos clara. ¿Qué hará con el déficit fiscal quien, para ganar la elección, mandó a devolver el IVA, distribuir bonos a estatales y eximir del pago de ganancias a 800.000 personas? ¿Qué hará con el cepo cambiario el ministro que se volvió adicto a los regímenes especiales (dólar soja, dólar agro, dólar Qatar, dólar ahorro)? ¿Qué hará con la inflación el candidato que, cuando le preguntan, suele hablar de meter presos a especuladores y reforzar los controles de precios?
A pesar de contar con resultados concretos, pensamos que la incertidumbre seguirá siendo la constante en los 30 días que quedan hasta el ballotage.
Sin embargo, debe remarcarse que el llamado “dólar cripto” cayó en las horas en que se conocía que Massa se había impuesto en los comicios. ¿Por qué? Intuimos que el motivo debe encontrarse en que, con un Milei en segundo puesto, queda un poco más lejos la posibilidad de una dolarización, propuesta que no creemos irrealizable pero sobre la cual el candidato no ha sabido transmitir certezas, menos cuando ha sostenido que cuanto más alto esté el dólar más fácil sería dolarizar.
Con esta frase Milei les dio indirectamente la razón a quienes postulan que para dolarizar hace falta que el dólar se vaya a las nubes… Y si eso es lo que la gente cree, el dólar se irá a las nubes mucho antes de que se implemente la dolarización.
De acá en adelante Massa mostrará todo su encanto para capturar al votante indeciso, pero, a la vez, más conservador y “adverso al riesgo”, como se dice en finanzas.
Milei deberá hacer lo mismo, y para eso no solo tendrá que moderar el discurso y hablarle al votante de Juntos por el Cambio. También tendrá que esforzarse por mostrar que sus planes económicos no solo son efectivos, sino que no necesitan del caos para ser implementados.
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