El Museo Judío de Buenos Aires y el Templo Libertad , como parte de la red de organizaciones de Fundación Judaica, se preparan para la inauguración de la exposición colectiva Falta compartida el próximo jueves 11 de julio de 2024, a las 18 hs en la sede del templo (Libertad 769, C.A.B.A.). La muestra se llevará a cabo dentro de la conmemoración del 30º aniversario del atentado a la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina), que ocurrió en 1994. La muestra estará abierta al público hasta el 20 de diciembre; la entrada será libre y gratuita de lunes a viernes de 10 a 18 horas.
Por estos días, los organizadores están ultimando detalles y entre escaleras y ruidos de taladros, Infobae Cultura pudo acceder a la cocina de esta exposición, una semana antes de su apertura. A pesar de no estar terminada, ya se pueden sentir las historias que hay detrás de cada fotografía y de cada obra.
Nicole Moises está a cargo de la dirección de este programa, que tuvo su primera edición en la galería Rolf Art en 2019 para conmemorar el 25º aniversario del atentado a la AMIA. La exposición ahora itinerante, vuelve a aparecer como un lugar de reflexión sobre la postmemoria de eventos traumáticos en la historia argentina y de la comunidad judía en particular. La misma aborda la memoria colectiva y los crímenes de la historia latinoamericana desde una perspectiva poética y creativa. Los trabajos de once artistas latinoamericanos se articulan en torno a la idea de la ausencia, reestructurando y rediseñando los relatos históricos y personales.
Entre los artistas destacados que forman parte de esta muestra se encuentran Graciela Sacco, Marcelo Brodsky, Santiago Porter, RES, Silvia Rivas, Juan Travnik, Cristina Piñer, Ezequiel Verona, Voluspa Jarpa y Oscar Muñoz. Este grupo de influyentes creadores latinoamericanos exploran mediante sus obras la persistencia de la memoria y la huella de la ausencia, conectando generaciones a través de experiencias colectivas.
La artista chilena Voluspa Jarpa presenta La Causa, una recreación de expedientes oficiales para ilustrar el ocultamiento y la indiferencia de la justicia y los gobiernos hacia las víctimas y la memoria histórica. El proyecto incluye documentos donde la información aparece incompletamente, con espacios vacíos y anotaciones en hebreo, como metáfora de la negligencia institucional. Otro trabajo destacado es La Ausencia de Santiago Porter, una serie de trípticos que combina retratos de familiares de víctimas, objetos personales y descripciones del vínculo con las víctimas del atentado.
Florencia Giordana Braun, curadora de la exposición, destaca la renuencia de los artistas a participar en memoriales tradicionales. Según explicó, muchos de ellos evitan que sus obras sean manipuladas o utilizadas únicamente en contextos conmemorativos. “Para estos artistas, su búsqueda es mucho más profunda”, afirma, y agrega que la exposición también se presenta en el marco del reciente fallo relacionado con el caso AMIA.
Un ejemplo notable es el proyecto de Santiago Porter, cuyo libro más reciente incluye un fragmento que denuncia la complejidad del proceso judicial. “Pasaron años y la causa AMIA se convirtió en un laberinto enmarañado”, escribe Porter, mencionando la cantidad de documentos acumulados y la falta de detenidos tras décadas de investigación. Este contexto crítico acompaña las obras presentadas en la exposición.
La muestra no sólo aborda directamente el atentado de 1994, sino también una “falta compartida” que trasciende individualidades y se inscribe en la memoria colectiva del país. RES, por ejemplo, expone una foto de la maqueta original del edificio de la AMIA, contrastando el lugar vacío que dejó la explosión. Otro componente relevante es un fragmento de granito hallado por Marcelo Brodsky en el Parque de la Memoria. Este fragmento, inicialmente confundido con una estrella de David, es en realidad parte de la letra “A” del edificio destruido.
Silvia Rivas es la única artista que creó una obra específica para esta exposición. Ella presenta actas bloqueadas que simbolizan documentos vedados sobre el atentado no resuelto. Estos trabajos no sólo representan la memoria de una tragedia, sino que también cuestionan la transparencia y la justicia en el tratamiento del caso AMIA.
La intervención de los artistas en esta muestra se distingue por su resistencia a ser encasillados en actos conmemorativos. “Se prestan a esta exposición con mucho cuidado”, enfatiza Giordana Braun, destacando la intención de resignificar las obras a lo largo del tiempo. Las piezas elegidas no sólo evocan el pasado, sino que buscan mantener abierta la discusión y el cuestionamiento sobre el acontecimiento. “Todos comparten esta sensación de falta, de una pérdida no sufrida que llevamos en nuestra memoria como país o como historia”, indica la curadora.
A lo largo de la exposición, se planea realizar reactivaciones y charlas con los artistas, brindando al público la oportunidad de involucrarse activamente con las obras y sus significados. Un proyecto editorial también acompañará la muestra, documentando el proceso y las reacciones de los participantes.
Florencia Giordana Braun subraya que esta exposición no se inaugura el 18 de julio, precisamente para evitar que quede encasillada únicamente en la conmemoración anual. “La idea es que su búsqueda es mucho más profunda que eso”, asegura, mostrando el compromiso de los artistas con una justicia que parece cada vez más lejana y compleja.
La exposición mezcla fotografía, instalación, monumento y memorial, rompiendo los límites tradicionales de representación. Las obras utilizan una gramática visual y textual para funcionar como catalizadores de la memoria, invitando al espectador a reflexionar sobre el sentimiento de pérdida compartida que se transmite de una generación a otra. Según los organizadores, estas piezas “nos invitan a revisitar constantemente estos temas, proponiendo nuevas formas de pensar lo común a partir de una gramática de lo indicial y la denotación.”
“La muestra Falta Compartida ha sido seleccionada para conmemorar una fecha profundamente significativa debido a su poder evocador y su capacidad para resonar en los corazones de todos nosotros. Esta nos ofrece una reflexión conmovedora sobre el recuerdo y la memoria de los sucesos traumáticos que han dejado una huella indeleble en nuestra historia argentina y comunitaria. En un mundo donde el dolor y la incertidumbre aún nos acechan, como lo que sucedió el 7 de octubre pasado en Israel, cuando el terror desgarró nuestras vidas y sueños, Falta Compartida nos recuerda que nuestras heridas no solo pertenecen al pasado, sino que siguen vigentes más que nunca. Esta muestra es un homenaje a la resiliencia y a la capacidad humana de encontrar belleza y significado en medio de la adversidad”, expresó Patricia Holzman, Directora Ejecutiva de Judaica y miembro de la Comisión Directiva del Templo Libertad.
Además, Holzman remarcó: “Elegimos esta muestra para una fecha tan especial porque consideramos esencial recordar, reflexionar y aprender de nuestro pasado para construir un futuro más compasivo y consciente. Falta Compartida nos invita a conectar con nuestras emociones, a honrar a aquellos que han sufrido y a encontrar un camino hacia la sanación colectiva. En estos tiempos inciertos, esta exposición se erige como un faro de esperanza y un recordatorio de que, a pesar de todo, seguimos adelante con valentía y dignidad”.
El Museo Judío de Buenos Aires fue inaugurado en 1967 gracias a la iniciativa del Dr. Salvador Kibrick, miembro de la Congregación Israelita de la República Argentina. Está situado junto a la sinagoga del Templo Libertad, que fue declarada Monumento Histórico Nacional en el año 2000. El museo se dedica a relatar la historia y tradición del pueblo judío a través de una colección permanente y diversas muestras temporales, contribuyendo así a la reflexión sobre el presente.
Este evento no solo redefine la manera en que se aborda la memoria y el trauma en el arte contemporáneo, sino que también amplía el alcance del Museo Judío de Buenos Aires como un espacio de diálogo y conexión con el pasado. La selección de artistas es clave para lograr esto, pues sus trabajos, como menciona el equipo curatorial, “denotan experiencias colectivas y universales, vulnerando los límites entre instalación, fotografía, monumento y memorial.”
Con esta iniciativa, el museo fortalece su papel como un punto de encuentro para toda la comunidad y para aquellos interesados en la historia y cultura judía. La muestra estará disponible hasta el 20 de diciembre de 2024 y la entrada será gratuita, lo que facilitará el acceso a toda la población interesada.
[Fotos: Gustavo Gavotti]
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