Por: Darío H. Schueri – Desde Santa Fe
A dos semanas de las elecciones generales, hasta el comienzo del partido entre Argentina y Ecuador no se hablará de otra cosa que no sean las chances de la selección argentina de fútbol de clasificar para el mundial de Rusia 2018.
Después, sea cual fuere el resultado (seguramente el Presidente Macri ya estará diseñando con Jaime Durán Barba la estrategia comunicacional por si Argentina quedase eliminada) hasta el fin de semana seguirán las repercusiones; vale decir que quedará sólo una semanita de campaña.
Reemplazados por la presencia mediática, los tradicionales actos políticos con gran concentración de público – la mayoría afín para impresionar a los adversarios – pasaron a formar parte de los recuerdos «pre You Tube». Naturalmente, ninguna TICs podrá suplantar el «cara a cara» de los ciudadanos con quienes pretenden su preciado voto. Aunque no les sirva de mucho por las razones que fueren, si el candidato no camina algún barrio – o pueblos si la elección es de alcance provincial – tienen menos chances aún de sobrevida. Obviamente no podría visitarlos materialmente a todos, pero el «boca a boca» se encarga de magnificarlo después. El candidato estuvo, le dio la mano al vecino; es «terrenal» (y casi humano).
Otro elemento de campaña, al que algunos le rehúyen precisamente por transformarse en una espada de doble filo, son los debates televisivos. El encuentro «a cara lavada» entre los candidatos y el inquisitivo público televidente, y la posibilidad de confrontar con los adversarios envueltos en el microclima apremiante de tener que convencer en poco tiempo a sus votantes para que lo voten o no dejen de hacerlo (generalmente le dan a los candidatos un par de deletéreos minutos para exponer sus ideas y proyectos) si no tienen suficiente experiencia política ó no estuvieron suficientemente «coucheados», puede transformarse en un calvario.
Rumbo al 22
Et voluisse sat est (la suerte está echada). Cambiemos ganará en todo el país y es muy probable que inclusive en la decisiva Provincia de Buenos Aires (en las dos categorías que se ponen en juego: Diputados y Senadores nacionales). Para completar la faena extintora de una era, funcionarios, sindicalistas, allegados con presencia supuestamente social y hasta empresarios emblemáticos del gobierno anterior seguirán desfilando por tribunales ó sacados de sus ostentosos domicilios ataviados con los icónicos – de la era macrista- casco y chaleco antibalas.
Cuando era opositor a los Kirchner, el periodista y escritor Jorge Asís simbolizó al gobierno de Macri, por venir, como portador de una «peste de transparencia». La propia sociedad le concederá a Macri dos años más de indulgencia absolviéndolo con la bendición del voto. A cambio le exigirá, de manera penitente, que continúe con la excomunión de todo vestigio de corrupción. Si no llegare a hacerlo, en dos años la pena será capital: el destierro electoral.
En esta capital, la semana que pasó fue políticamente muy tensa para el oficialismo municipal, tras la difusión por parte de un grupo de periodistas de una versión local de los «Panamá Papers». Fue justo un martes- el pasado – días en que José Corral viaja a Buenos Aires.
Seguramente en Balcarse 50 escucharon atentamente y con piadoso asentimiento como el principal aliado en Santa Fe cargaba contra el socialismo por la «operación mediática» y «campaña sucia» en su contra porque «están perdiendo la elección a concejales» (en público Corral acusa al kirchnerismo de la movida); pero el solo ingreso a la página que ventila profusa documentación supuestamente probatoria de irregularidades administrativas y desvío de fondos públicos hacia fines proselitistas, amerita al menos explicaciones más finas que la hipérbole «campaña sucia».
Las informaciones dicen que organismos oficiales provinciales y la propia justicia lo está haciendo.
El PRO, nos consta, también quiere saber si en verdad su socio estratégico es víctima de una tremenda operación mediática o Corral y su gente «tienen algo que ver».
Los medios nacionales ya están difundiendo encuestas. En Santa Fe aún no hay ninguna que se haga pública (dicen que Miguel Lifschitz habría prohibido que se den a conocer). Solo especulaciones aspiracionales: el FPCyS, tras el desastroso resultado obtenido en las PASO, sea a nivel candidatura a Diputados nacionales como en la categoría Concejales en su principal bastión, Rosario, tiene como única meta obtener resultados que le permitan instalar en el inconsciente colectivo que seguirán políticamente con vida.
Para ello tienen que acercarse lo más posible al candidato Agustín Rossi hasta lograr el «efecto succión» en la categoría Diputados nacionales; y pelear decididamente el segundo lugar a Concejales en Rosario. Esos dos objetivos se complementan con uno tercero decisivo: que el candidato a Concejal en Santa Fe capital Emilio Jatón le gane a Carlos Pereira, pupilo de José Corral.
Desde la carpa frentista presuponen, descontando el triunfo de Cambiemos en la Provincia, que las nueve bancas en juego se repartirán: cuatro para Cambiemos, tres para el Frente Justicialista y dos para el FPCyS.
El 2019 será otra historia: «cuando se trata de elegir gobernantes no alcanza con el sello, como en las legislativas; además hay que tener un buen candidato», se esperanzan en el Frente.
Lifschitz quiere que le paguen
El Gobernador Lifschitz, ya casi descontando el tercer lugar para el FPCyS a Diputados nacionales, está trabajando el post elecciones con «nuevos proyectos»; mientras tanto pidió una prórroga de un par de semanas (hasta después de las elecciones) para enviar el presupuesto 2018 a la Legislatura. Quiere saber – vanamente – si la nación se va a sentar a conversar sobre la deuda (de unos 50 mil millones de pesos), caso contrario no tendrá más remedio que desandar el camino que no quiere: volver a la Corte Suprema de Justicia para que dirima la manera de actualizar la deuda (que en el año 2015 era de 23 mil millones de pesos).
Los cambios que Mauricio Macri llevará adelante tras las elecciones seguramente tendrán a los Gobernadores en sesión permanente, comenzando por los 13 que no transfirieron en los noventa sus cajas de jubilaciones a la Nación.
Reforma tributaria y Ley de Administración Fiscal, junto a la nueva Cobertura Universal de Salud serán algunos de los tópicos que los tendrá bastante ocupados. Lifchitz ya adelantó que habría que discutir una nueva Ley de Coparticipación nacional.
Fronteras adentro, con el nuevo mapa electoral y esquema de alianzas (propias y ajenas) pensando en el 2019, Miguel Lifschitz deberá sondear las posibilidades de seguir avanzando con la reforma de la Constitución (con reelección incluida).
El alejamiento de los Ministros de la Producción Luis Contigiani y de Salud Miguel González que se mudarán al Congreso y la Legislatura provincial (González asumirá la banca de Senador por La Capital en lugar de Emilio Jatón que irá al Concejo municipal de Santa Fe) seguramente será la oportunidad para otros corrimientos ministeriales y en áreas de gobierno decisivas para el armado rumbo al 2019.
El domingo 22 el voto de la sociedad pondrá las cosas cada una en su – nuevo- lugar. El lunes 23 de octubre arrancará – para el submundo de la política- el 2019.
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