No es novedad que una vez terminada una de las mayores épocas de sequía que se recuerden, nuestra región se encuentra en la transición hacia la entrada en un ciclo climático opuesto, conocido como el fenómeno del Niño, y cuya principal característica es la llegada de abundantes y extensas lluvias. De hecho, la región pampeana argentina está transitando esta semana por lo que podría ser el inicio de ese período, con precipitaciones que han anegado calles en muchas ciudades, incluida la zona metropolitana de Buenos Aires las últimas horas.
Tanto para quiénes han sido sorprendidos a bordo de sus automóviles como para quienes estaban a resguardo en casa o en el trabajo pero con sus vehículos expuestos a esas fuertes lluvias, saber cómo actuar en estos casos hace una gran diferencia entre transcurrir con relativa normalidad un fenómeno climático de estas características o padecerlo.
Aunque parezca una obviedad, siempre hay que recordar que los autos no son anfibios y no pueden andar por el agua como una embarcación porque no son herméticos y no tienen hélices sino ruedas. Y si bien el habitáculo debería mantenerse seco aún si el nivel del agua supera el zócalo de las puertas, depende del volumen, la fuerza y la cantidad de tiempo a la que sean sometidos sus burletes, es probable que el líquido termine entrando y mojando el interior.
Pero esa situación no es la misma de la zona donde está el motor, que no tiene ningún tipo de aislamiento inferior, y contiene a esa máquina que es la que funciona por combustión, para lo cual hace falta gasolina, aire y una chispa eléctrica. No es peligrosa la circunstancia, pero hay que entender que si se pasa muy rápido por una zona inundada, es probable que la fuerza misma del agua provocada por esa velocidad, termine llegando hasta zonas insospechadas y al mojarlo todo, el motor se detenga.
Entonces, si se llega a un punto de la calle en la que el agua está más alta que la mitad de la rueda, hay que tomar la mayor cantidad de precauciones. La más importante es tratar de no pasar por la zona inundada, pero si no queda alternativa, hay una rutina de control que seguir:
1 – Observar la altura máxima del agua
No hay que preocuparse por el tránsito que viene detrás. En ese momento lo más recomendable, si no se puede ver claramente la profundidad de la inundación, es detenerse a un costado con balizas intermitentes encendidas para poder observar la escena. Si no hay lugar al costado, detenerse en la calle requiere asegurarse que quede libre el paso para quienes quieran continuar.
Si la altura del agua sobrepasa el centro de la rueda, intentar pasar es como jugar a la ruleta. Puede salir bien o no. Pero si está por debajo de ese nivel, para pasar hay que elegir con anterioridad el mejor lugar, teniendo en cuenta si hay corriente, si hay contenedores de basura que puedan moverse por el oleaje de los mismos autos, y especialmente, si la calle es abovedada. El centro de la calle suele ser el más indicado.
2 – Mantener la distancia
Probablemente no estemos solos en ese lugar sino que sean varios los automovilistas que tienen el mismo problema que nosotros. Así que es importante mantenerse alejado de quién vaya por delante y en lo posible intentar que no haya autos mucho más grandes que el nuestro alrededor, como una pick-up si estamos en un sedán o un auto pequeño.
Si el auto de adelante se detiene, ir lejos nos permitirá prever la maniobra que necesitemos realizar para seguir adelante, y si vamos al lado de un vehículo de mayor porte, correremos el riesgo de padecer la ola que genere su desplazamiento, que será mayor a la que nosotros podemos controlar. Y delante de una pick-up tampoco es buena idea, porque no siempre los conductores son solidarios con los demás, y es posible que tengamos alguien que quiera pasar más rápido y nos apure a hacerlo a esa velocidad que no debemos ir en una inundación.
3 – Entrar lentamente y no frenar
Se debe pasar a baja velocidad para evitar grandes desplazamientos de agua que mojen el motor o que generen que en la entrada de aire del mismo entre agua. Además, manteniendo una velocidad suave, hay mayores posibilidades de evitar que las ruedas se separen del piso por efecto del agua. Tengamos en cuenta que los neumáticos tienen aire en su interior, y aunque el auto pese entre 1.500 y 2.000 kilos, la velocidad puede despegar las ruedas, con lo que se perderá el control, tanto para la tracción como para la dirección.
Siempre es importante que el motor esté funcionando para que no entre agua por el caño de escape, por esa razón lo mejor es no frenar ni detenerse por completo. Pero si hay que hacerlo, lo ideal es poner el auto en neutro o punto muerto y mantener el motor acelerado levemente, a las mismas revoluciones que estaba cuando íbamos avanzando.
4 – Si el auto se apaga, no encenderlo
Todo lo anterior puede ser útil para que el motor no se detenga en la mitad del recorrido semisumergido en el agua, pero si por alguna razón el motor se apaga, no hay que intentar ponerlo en marcha otra vez porque al hacerlo tomará agua inevitablemente y eso podría causar daños serios a nivel mecánico.
Si no es peligroso por corrientes fuertes, lo más aconsejable es salir del auto evitando abrir la puerta para que no entre agua al interior, salir por la ventana es una opción si ya no llueve, pero sino, hay que abrir y salir para buscar refugio en la zona alta más cercana.
Si el agua no es muy alta y no hay riesgos para las personas, intentar empujarlo hacia un costado o sacarlo de la zona inundada sería ideal para evitar que sea una obstrucción del paso. Pero siempre que sea seguro hacerlo. Una vida vale mucho más que un automóvil.
5 – Verificar los frenos
Una vez que hayamos salido de la zona anegada, es muy importante pisar suavemente los frenos para secarlos y que puedan responder adecuadamente cuando los necesitemos. Haberlos sumergido en agua durante varios segundos, genera que se enfríen completamente, pero además, que tengan una delgada película de agua que no permita la fricción de la pastilla contra el disco.
Lo ideal es secarlos andando y no parar a un costado a hacerlo, porque se necesita que la rueda esté en movimiento y que el aire contribuya para evacuar el líquido. La mejor manera es “peinando” levemente el pedal de freno con el pie izquierdo, pero como es una práctica no habitual que puede terminar en una frenada brusca porque ese pie está acostumbrado a pisar el embrague hasta el fondo, la otra solución es ir a baja velocidad un par de cuadras, frenando muy suavemente para evitar sorpresas con los autos que vienen detrás.
6 – Secar el auto lo antes posible
Este consejo vale para quienes hayan tenido el auto bajo la lluvia por muchas horas o al pasar por una zona anegada, hayan detectado que ingresó agua al interior del habitáculo. Las alfombras de los autos tienen en su parte inferior, la que está en contacto con el piso de chapa, una capa de material aislante que se coloca para reducir los ruidos y mantener la temperatura controlada respecto al exterior.
Ese material tarda mucho tiempo en secarse si absorbió mucha agua, y el olor que quedará dentro del vehículo será muy molesto, además de perjudicial para la tela de la alfombra superior porque se terminará pudriendo. El mejor consejo es tratar de aspirar el agua, ya sea haciéndolo uno mismo si se tiene una aspiradora que admita líquidos (las hogareñas no están preparadas para eso) o llevándolo a un lavadero de autos que disponga de ese equipamiento.
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